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Diego tiene ya más de setenta años y sigue paseando a diario con Milagros. Cuando Diego llega a la residencia de alzheimer coje la silla de ruedas donde está sentada su mujer y los dos pasean por el patio aprovechando los rayos del sol. Milagros ya no dice nada coherente, el raciocinio se lo arrebató hace tiempo la enfermedad, pero de vez en cuando ella fija la mirada en Diego y él aprovechando el gesto le pregunta; ¿Tú me quieres?, y ella ,sin vacilar, le responde...Te quiero más que a unos zapatos viejos.